En enero, las plataformas bursátiles neerlandesas CBOE Europe y Turquoise movieron 9.200 millones de euros diarios en acciones. De este modo, se superaron los volúmenes de Londres, que cayeron hasta 8.600 millones de euros.
Tras el Brexit, Ámsterdam ha acogido gran parte de la actividad bursátil de los mercados. Normalmente, esta actividad hubiera estado centralizada en la capital británica. Según el Financial Time (FT), una de las posibles causas sería que el trasvase de las operaciones se ha producido porque la Unión Europea no ha concedido aún al sector financiero británico la equivalencia regulatoria.
Desde que se materializó el Brexit, Londres ha perdido su posición estratégica como principal enclave financiero para el mercado europeo. Al no existir la equivalencia, esto se traduce, en que la compra-venta de acciones, salvo algunas excepciones, debe de ser realizada en alguno de los mercados la UE, aunque estas negociaciones se hagan también en Londres. En este sentido, el parque de Ámsterdam está siendo el más elegido para ello.
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La Bolsa de valores de Ámsterdam es considerada como la más antigua del mundo. Fue fundada en 1602 por la Compañía Holandesa de las Indias Orientales (Verenigde Oostindische Compagnie, o «VOC») para hacer tratos con sus acciones y bonos. Posteriormente fue renombrada como Ámsterdam Bourse y fue la primera en negociar formalmente con activos financieros. Así, la ciudad de Ámsterdam acogería lo que podemos considerar como el primer parqué bursátil de la historia.